Rodchenko inicia sus estudios y su actividad como pintor, pero a lo largo de su vida realizará fotografías, collages, cartelismo, diseño, pequeñas esculturas y películas, obteniendo notable éxito en todo ello. Quizá sea más recordado como fotógrafo, figurando en todos los libros de historia de la fotografía, como gran innovador y máximo representante de las vanguardias soviéticas. Más concretamente del constructivismo.
Pero este reconocimiento no impidió que se viese relegado al ostracismo estalinista, hasta el punto de tener que abandonar la fotografía en 1942. A pesar de que, antes y después de la revolución, Rodchenko se implica en asociaciones artísticas de carácter progresista y comunista. Sindicato de Artistas Pintores, Instituto de Cultura Artística, Grupo Octubre, revista LEF…
Antes de la revolución de Octubre, Rodchenko, el pintor, frecuenta los círculos futuristas. Esta influencia se notará en sus posteriores fotos. El ideal de la máquina como símbolo de modernidad, la importancia de la geometría, la disposición de los objetos en el plano, la línea como articuladora del espacio y creadora de ritmo. Todo esto lo heredará el constructivismo, añadiendo una mayor carga de análisis y objetividad, en busca de un arte racional, ligado a la industria y desapegado de la tradición. Un arte objetivo, impersonal. Ni descriptivo ni narrativo, para superar los atavíos espirituales y metafísicos.
Otra de las influencias que recoge Rodchenko al principio de su carrera es la de los fotomontajes que empiezan a llegar, procedentes del Bauhaus, de los dadaístas y otras vanguardias europeas. Se trata de un nuevo lenguaje que le atrae enormemente, y será la vía que le lleve a la fotografía. Al principio realiza collages partiendo de fotos de otros, pero pronto empieza a realizar las suyas propias como recursos para los fotomontajes. En 1924 empieza a tomar fotos.Los años 20 son una década optimista, donde se fomenta la experimentación y la vanguardia. En este contexto de efervescencia artística se producen las primeras propuestas constructivistas, en todas las artes. Fotografía, pintura, arquitectura, escultura… Se busca el nuevo lenguaje que requiere la nueva sociedad soviética.Para recuperar el país después de la guerra civil, Lenin articula una política que permite cierta competencia capitalista (NEP), y las compañías estatales deben competir. Esto produce el auge del diseño de carteles. Anuncios de estilo capitalista con ideales revolucionarios, que venden el comunismo como un producto más del estado. Es también el inicio de la fotografía de propaganda soviética. Rodchenko se suma a la idea y junto a Mayakovsky funda la empresa “Mayakovsky-Rodchenko constructores de anuncios”.
Sin embargo, cuando Stalin se asienta en el poder, terminará con estas políticas y el ambiente derivará hacia el pensamiento único. Toda experimentación que busque nuevos puntos de vista pasará a ser mal recibida, y ya en 1928 Rodchenko empezará a soportar las críticas que lo acusan de plagiar el estilo de los europeos imperialistas, por las conexiones y afinidades del constructivismo con el resto de vanguardias internacionales.
El ambiente fotográfico con que se encuentra Rodchenko es el del pictorialismo, asentado y generalizado.
Pero por todas partes surgen propuestas que irán en contra de este estilo. La nueva objetividad de August Sander, Moholy-Nagy y la Bauhaus, el dadaismo de Raoul Hausman, Man Ray, el documentalismo de Hine…
La Rusia soviética, un país que alumbra una nueva sociedad, necesita un nuevo lenguaje para sus artes, y por tanto también para su fotografía, que ha de romper totalmente con la tradición. El pictorialismo ruso, será duramente criticado desde las instituciones comunistas, a las que pertenece Rodchenko, considerando que ese estilo ensalza los valores burgueses, auspicia la decadencia y apoya la propiedad privada rural; opuesta a la idea estatal de colectivización agraria. Las fotos de Rodchenko, y las de sus compañeros de vanguardia, serán totalmente opuestas, no sólo estéticamente sino desde sus concepciones y pretensiones.
En un manifiesto constructivista afirman:“El grupo debe demostrar que no hay transición evolucionista desde la pasada cultura artística hasta las formas comunistas de edificación constructiva.” Y las consignas de dicho texto eran las siguientes:
- ¡Abajo el arte, viva la técnica!
- ¡La religión es mentira, el arte es mentira!
- Se matan hasta los últimos restos del pensamiento humano cuando se los liga al arte
- ¡Abajo el mantenimiento de las tradiciones artísticas!¡Viva el técnico constructivista!
- ¡Abajo el arte, que solo enmascara la impotencia de la humanidad!
- ¡El arte colectivo del presente es la vida constructiva!
El arte pasa a ser un ejercicio de lógica intelectual y análisis, como lo es, por ejemplo, las teorías de Kandiski para la pintura, o la funcionalidad y racionalidad constructiva en la arquitectura. Debe estar al servicio de la sociedad moderna, que se expresa en la colectivización e industrialización. Es la era de la máquina y muchos, como Rodchenko, adoptan la fotografía como el medio de expresión ideal, ya que “es mecánica y objetiva, y por tanto progresista”.Siguiendo estos postulados, el tema industrial proliferará en las fotos de Rodchenko, y en otros muchos de sus contemporáneos. Los nuevos edificios, los coches, los aviones, el teléfono, los postes y torres de electricidad…
Pero la manera fundamental de romper con el pasado, con la tradición pictorialista, no es únicamente de tipo temático, sino fundamentalmente de enfoque. Hay que encontrar nuevas maneras de ver las cosas. En palabras de Rodchenko: “si se desea enseñar al ojo humano a ver de una forma nueva, es necesario mostrarle los objetos cotidianos y familiares bajo perspectivas y ángulos totalmente inesperados y en situaciones inesperadas; los objetos nuevos deberán ser fotografiados desde diferentes ángulos para ofrecer una representación completa del objeto”(1928)
Algo parecido a la definición que años después daría Cappa de lo que es componer una foto: “la manera más potente de ver”.
La línea inclinada produce composiciones dinámicas, como la nueva sociedad, con fuerza. Su repetición produce un ritmo que estructura el plano y los objetos ocupan el espacio libremente, sin anclarse a la tradicional tiranía de las fotos niveladas. Dos de los mejores ejemplos constructivistas los encontramos en estas fotos.
Ya no interesa el punto de vista horizontal del hombre de a pie. Liberado de los convencionalismos y gracias a las pequeñas cámaras Leica, Rodchenko experimenta con nuevos ángulos. Picados, contrapicados, horizontes inclinados, fotos de árboles como si fuesen chimeneas industriales, perspectivas forzadas…
Esto no debe ser confundido con un manierismo esteticista, ya que se trata de todo lo contrario. Surge de un afán analítico, documental, que en retratos se concreta en la supresión de todo lo superfluo. La cabeza y poco más. Sólo aquello que realmente aporte algo, como las gafas en el retrato de su madre, para informarnos un poco más de su edad y su estado.
Rodchenko aportó al lenguaje fotográfico una nueva mirada, llena de fuerza visual y dinamismo. Ayudó a liberar los encuadres y cimentó la idea de buscar lo inesperado en los objetos cotidianos. Este es un consejo que actualmente no falta en ningún libro de iniciación a la fotografía.
Su huella se puede ver en muchos fotógrafos, tanto coetáneos como actuales. Pondré sólo un par de ejemplos, por lo claros.
Sus fotos deportivas y circenses son el precedente de muchas de las fotos de este género, y un ejemplo es la obra de su compatriota (posteriormente nacionalizado israelí) Lev Borodulin. Tanto por sus tensionadas composiciones, como por la libertad de los objetos en el espacio o por la preocupación por buscar nuevos puntos de vista.
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