Jean Moral

Jean Moral (1906-1999) fue en los años treinta el más importante fotógrafo francés de la moda y una figura destacada de la modernidad al lado de Man Ray, Germaine Krull, Florence Henri o Maurice Tabard. Sus trabajos interesaron a Picabia y alimentaron durante años los fotocollages del surrealista Georges Hugnet. Pero Moral abandonó pronto la fotografía o la fotografía le abandonó a él, y entró en el olvido. Un largo olvido del que sólo ha sido rescatado después de su muerte en 1999. La exposición actual del Canal es un vestigio de la gran retrospectiva de la obra fotográfica de Moral titulada L"Oeil capteur, concebida por Christian Bouqueret, que visitó el Musée de Grenoble (1999), el Musée Niépce de Chalon-sur-Saône (2001) y el Musée de l"Elysée de Lausanne (2002).

Desde el comienzo de su carrera en 1925, Moral cultiva una estética experimental muy de aquellos años, con encuadres inclinados, imágenes enclose-up, recurso a las sombras, y toda una serie de investigaciones de cuarto oscuro: sobreimpresiones, solarizaciones, fotogramas de objetos y de fragmentos de cuerpos. Los procedimientos habían sido descubiertos por otros, pero Moral les presta casi siempre algo personal. Si lo comparamos con Moholy-Nagy, por ejemplo, encontramos en Moral un cierto apego a lo anecdótico, que le aleja del formalismo puro y duro. En sus primeras incursiones fotográficas por París hay sin duda pretextos puramente formales, como las imágenes de una pista de hielo inclinada o las hileras de sillas vacías en un parque. Pero a menudo, en la elección de tema, se delata una búsqueda de lo pintoresco: en sus fotos de las bailarinas de can can, de los hombres-anuncios, o sobre todo de los mendigos, los clochards parisienses a quienes dedicó toda una serie en 1927. Este “lado humano” fue el que acercó a Moral a la estética surrealista, y sus fotos de la capital francesa plasman un poco la mirada del “campesino de París” de la famosa novela de Louis Aragon.
 En el verano de 1927, Moral conoció a Juliette, que había de covertirse en su mujer y en su ubicua musa. Toda una sección de esta exposición está consagrada a ella: Juliette haciendo el pino en bañador, Juliette desnuda jugando a la pelota en la playa, Juliette riendo con una piedra en la cabeza, como las figuras de Dalí con un pan encima. Son fotografías que exaltan la imagen de la mujer moderna, con pelo corto, deportista y liberada y celebran con espíritu naturista el erotismo sano y la alegría de vivir al aire libre. Moral se vino con Juliette a España en 1933. De su serie de fotos españolas se exponen aquí unas pocas, aunque me temo que no las más elocuentes: aparte de una instantánea de Juliette en una playa de Ibiza, son imágenes más bien distantes, màs bien frías. El mismo año de aquel viaje, 1933, el éxito creciente de los trabajos de Moral para las revistas ilustradas ("Paris Magazine", "Vu", "Vogue") culminó en un contrato con "Harper"s Bazaar" que le convirtió en el único francés con reconocimiento internacional en el terreno de la fotografía de la moda. Moral aplicó su práctica experimental a un género comercial y algo cursi, creando un nuevo estilo muy cercano al que hoy se cultiva en este campo, un estilo basado en el desenfado juvenil, la espontaneidad y el dinamismo. Fue uno de los primeros en sacar a las modelos a la callle y ponerlas en situaciones "divertidas": sus maniquíes, en vez de posar tranquilas, se suben a los árboles, saltan los charcos y asustan a las palomas. 

El trabajo realizado por Christian Bouqueret, del Atelier de Photographies Historiques, de París, sobre el trabajo de Jean Moral se traduce en un redescubrimiento que se sitúa en la historia de la fotografía de los años veinte y treinta. Jean Moral formó parte del movimiento Nueva visión oNueva fotografía.
Las fotos más conocidas de Jean Moral se han agrupado bajo el título de El cuerpo retratado, con retratos de su mujer en la playa, para expresar, según Christian Bouqueret, "la libertad que acaba de conquistar la mujer, la exaltación del cuerpo y, sobre todo, la alegría de vivir, traducido todo ello al lenguaje de la Nueva fotografía, con picados, contrapicados y primeros planos".
El montaje también recoge su dedicación a la moda, con la novedad de presentar a las modelos en las calles de París, como encontradas al azar. Jean Moral abandonó la fotografía en los comienzos de los cincuenta para dedicarse al dibujo y la pintura.

























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