No cabe ninguna duda de que Jacques Henri Lartigue ocupa un lugar muy especial en la historia de la fotografía. Sus imágenes tienen algo especial que revela la extraordinaria sensibilidad del artista y que no dejan indiferente al que las contempla.
Nacido en 1894 en Courbevoie, cerca de París, en el seno de una familia de industriales, tuvo la suerte de crecer en un ambiente acomodado, con acceso a la nueva forma de vida que surgió en las primeras décadas del siglo XX, en que las mujeres asumieron un papel activo en la sociedad y el progreso tecnológico dio lugar a nuevas formas de ocio.
Lartigue estuvo durante toda su vida fotografiando (desde que su padre le regalara su primera cámara, a los 8 años, hasta su muerte con 92), y aún así en todo momento se consideró a sí mismo como un aficionado, que siempre tuvo la pintura como su principal pasión y la fotografía como una dedicación secundaria.Su obra fue descubierta de forma tardía y fortuita en 1963 (cuando tenía 69 años) por John Szarkowski (entonces conservador de fotografía del Museo de Arte Moderno de Nueva York). Gracias a él, obtuvo proyección internacional y pudo dar a conocer sus fotografías en muchos países, entre ellos Francia. Esa fama hizo que en 1974 el presidente de la República Francesa, Valéry Giscard d’Estaing, le invitase a realizar su retrato oficial. La sólida amistad surgida entre ambos condujo a Lartigue, en 1979, a donar en vida la integridad de su obra al Estado francés (negativos y álbumes originales), estando hoy a cargo de la Donation Jacques Henri Lartigue.
Lartigue murió el 12 de septiembre de 1986 en Niza, a los 92 años, dejando una ingente cantidad de fotografías y materiales que nos permiten reconstruir, no sólo su vida privada, sino también la forma de vivir en una época que desapareció para siempre: la burguesía francesa de principios del siglo XX.
LA FELICIDAD COMO CENTRO DE TODO
Si algo caracteriza a la fotografía de Lartigue es la búsqueda constante de la felicidad como el eje fundamental de toda su vida y su obra.
A pesar de la época que le tocó vivir (dos Guerras Mundiales, la Guerra Civil española, la Revolución rusa o la ocupación de Francia por los nazis), Lartigue nunca fotografió escenas bélicas o desastres, siempre capturó instantáneas de una vida bucólica, despreocupada.Asimismo, los drásticos cambios producidos en el mundo del arte durante el siglo XX no tuvieron influencia en él, y por ello, aun considerándose principalmente un pintor, el desarrollo de corrientes pictóricas como el cubismo o el surrealismo son ajenas a su obra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.